viernes, 17 de junio de 2011

Tomaste mis miedos prestados para hacerlos mas grandes...


He caído algunas veces, pero me he sabido parar. Que esto me sirve, que me ayuda a madurar; no es siempre así, solo miedos crecen en mi.
La sonrisa a flor de labios, el consejo que quieren escuchar, las risas espontáneas y todo lo demás, no son mas que caretas que te alejarán de mi realidad.
Todos perdemos algo, algo bueno o algo malo pero nuestro al fin y al cabo.

Miedos tengo y lo he dicho, ¡como quisiera sacarme esos malditos bichos!; por algo están ahí, de algo servirán y ya llegará aquel que me haga pensar y yo pueda decir: ¡oh!, ya no están.

Te vi y eras uno mas, solo hasta que nos empezamos a hablar; sí, hablar; mirar; sonreír y escuchar. Mis miedos te querían lejos pero claro ¿qué perdía haciendo el intento?.

Yo era la misma, seguía igual pero dejé los miedos en casa esos días en particular.
Tu mirada tranquila y los consejos de mis amigas me hicieron confiar; fui una ingenua otra vez, hace tiempo que no visitaba este lugar. Iba todo muy bien y era todo normal. "Nada es para siempre", pero ¿tan poco debe durar?.

Dejo mis miedos a tu dispocisión y ahora que vuelvo me entregas mas. Deja que ria, déjame pensar; si tan solo dejara de tanto pensar, solo quiero disfrutar. 

Dejaré esto hasta aquí, porque esta historia aún no tiene final...

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